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El Impactante Comienzo De Hedi Slimane En Celine

     La verdad es que he tenido varias semanas para pensar lo que pondría en este post. He tenido tiempo de leer, digerir, instruirme antes de expresarme sobre este tema (quizás hasta me he excedido de darle vueltas al asunto); pero decidí continuar con este artículo a pesar de que no es “fresh news” por el simple hecho de que importa.

 

Así que hablemos de Hedi Slimane.

 

     Cuando en Diciembre del año pasado se publicó la noticia de que Phoebe Philo abandonaba Céline como directora creativa, el consenso general de la industria y de los consumidores fue que habíamos perdido a una de las pocas diseñadoras (de las mejores si me lo preguntan) que entendían cómo querían lucir las mujeres fuera de la mirada masculina. Phoebe Philo en sus 10 años de mandato, nunca se desvió de su visión: una que era reconocida al instante por su sofisticación sin pretensiones, por su capacidad de desprenderse de las tendencias y por su dedicación aparente de llevar la moda y el arte, hacia delante.      

     Es por ello que cuando LVMH apunta a Hedi Slimane como nuevo director creativo de la marca, fue considerado un tanto incongruente. Es decir, Slimane ex director creativo de Saint Laurent y Dior Homme, un hombre egocéntrico que es reconocido por su estética cliché que rota alrededor de la sexualidad, la juventud y el rock and roll no parecía la mejor opción para desarrollar una marca femenina e intelectual.

     El conglomerado de lujo francés quiso que Hedi se estableciera como director creativo de la marca no solo porque posee un “singular virtuosismo estético”, sino porque así como ha logrado con otras marcas, quieren que Céline triplique sus ventas dentro de los cinco años. Es por ello que también están adicionando nuevas categorías de productos como una línea masculina, línea de accesorios y fragancias que supervisará el diseñador.

     Poniendo a un lado de que una vez más, otro hombre tiene la oportunidad de hacer cultura (y un montón de dinero) en lugar de una mujer que naturalmente diseña para otra mujer, es cierto que quizás no teníamos razones reales para condenar a Hedi y estábamos siendo un poco prejuiciosos. Hasta que llegó el día de su desfile.

     Fue así como los primeros modelos salieron para el show SS19 de Celine (ahora sin acento) y se creó una rigidez palpable en la audiencia. Como era de esperarse, Slimane rehízo Celine a su imagen y semejanza: una visión “ultra-cool” y sexualizada completamente incongruente con la inteligente estética de Philo. Variaciones de trajes negros, vestidos de coctel ultra cortos, asimétricos y resplandecientes, bomber jackets y corbatas delgadas desfilaron la pasarela y la audiencia quedó confundida, pensando si estaban viendo la colección de Celine o de Saint Laurent.

     Varios días con antelación, el diseñador estableció en el diario francés Le Figaro que su visión es naturalmente distinta a la de su predecesor y que no iba a optar por imitarla; ya que Celine experimentará un “nuevo capítulo”, un enfoque profundamente personal y respetuoso de la herencia de la marca francesa. El problema con esto, es que este “nuevo capítulo” no parece ser ni del mismo libro.

«Slimane desechó por completo el punto de vista de una diseñadora cuyo legado se define por colecciones dedicadas a mujeres poderosas con una estética alternativa intelectual para imponer una visión estática, trillada y con un vocabulario atrasado.»         

     

      Es aquí donde llego al punto de este artículo.

     Slimane desechó por completo el punto de vista de una diseñadora cuyo legado se define por colecciones dedicadas a mujeres poderosas con una estética alternativa intelectual para imponer una visión estática, trillada y con un vocabulario atrasado. Causa frustración que haya aniquilado toda una perspectiva con valores y  propósitos por arquetipos sartoriales que han sido diluidos para las masas por tiendas de “moda rápida” y que hemos visto demasiadas veces. Causa dolor ver, que una gran compañía reemplace una perspectiva centrada hiper-femenina y revolucionaria porque impide objetivos más grandes como el poder y las ganancias. Y sobre todo, causa decepción que en un mundo en donde el consumidor joven exige la inclusividad, el 90% de los modelos eran de talle muy delgado y blancos. 

     

     Entonces, a parte de ejemplificar una terquedad privilegiada al realizar un casting tan excluyente y poco diverso, la ropa en sí no permitió ningún crecimiento para la marca. Es aquí donde pregunto, ¿Valió la pena que se desmantelaran los valores que había instaurado Phoebe Philo por completo? ¿Era necesario que se pusieran a un lado 10 años de trabajo para instituir un enfoque nostálgico de los 80s que estamos cansados de ver?

     La función de Slimane era sencilla: construir sobre la visión de la marca y crear algo, si no completamente nuevo, al menos fresco. Pero Hedi solo sacó a relucir sus viejos trucos y desaprovechó la oportunidad de ofrecer una adaptación diferente que diera inicio a un período más histórico de Celine. 

     Lo que nos quedó fue el inicio de una Céline sin acento y sin Phoebe Philo.

Vanessa Marín Marrero

Vanessa Marín Marrero

Ingeniero Civil, Fashion Stylist, Content Creator y Fundadora de VanessaMarinMarrero.com

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