Cuando nos detenemos a analizar como las redes sociales forman parte de nuestras vidas en la actualidad, es difícil recordar cómo era vivir sin ellas. Disfrutamos a diario de compartir y consumir el contenido que nuestros amigos (y un montón de extraños) generan, adictos al acceso “personal” que tenemos en la vida de otros.

    La industria de la moda solía ser un espacio exclusivo en donde una cantidad de “expertos” nos guiaban a ojos cerrados hacia lo que ellos querían que viéramos. Como consumidor, tenías que esperar a que los puritanos de la moda curaran con extrema cautela lo que estaba in; dictando las tendencias en las pasarelas y en las revistas, mostrándonos con furor esos artículos de lujo en modelos inaccesibles que ni en los sueños mas descabellados íbamos a poder ser.

Mucho ha cambiado desde ese entonces.

    Las redes sociales y sus participantes han estallado la burbuja de élite en la que la industria solía desarrollarse para abrir espacio a mentes de todo tipo que cuentan con visión, capacidad y sobre todo, estilo propio. Los editores no han tenido otra opción que ceder su puesto de cronista principal a mujeres (y hombres) como tú y yo, que tienen tanta influencia y relevancia como sus páginas impresas por la capacidad que tienen de establecer una relación empática con el consumidor. Hoy en día, es tan importante lo que se muestra (y quién lo muestra) en las redes sociales como en la pasarela.

    Lo que me lleva a pensar, ¿serán las redes sociales y el Street Style el nuevo catalizador de tendencias?

    Personalmente, siento que estamos en un punto en donde la pasarela y las redes ya no son, ni podrán ser, mutuamente excluyentes. Es decir, hay una cantidad de tendencias que debutaron en la pasarela; pero fue la proliferación de la misma a través de personas influyentes en las redes lo que realmente hizo que se volvieran omnipresentes. De igual manera, la elección colectiva de forma acelerada de una tendencia (ejemplo los lentes pequeños y los bike shorts) influyó en el proceso creativo de diseñadores por doquier; adoptando estos “movimientos” y llamándolos propios al momento de crear una colección.

    Esto significa que si bien la semana de la moda sigue teniendo relevancia, las tendencias presentadas se exponen como una sugerencia, no como un evangelio. Hoy en día, se aplaude el estilo y la opinión personal del consumidor común; lo que significa que si bien los patrones aparecen en la pasarela, cada quien los aplica a su propia estética impregnando nuestra conciencia popular y generando movimientos de estilo distintivos.