¡Seguimos con el protector solar! Tal y como lo he mencionado anteriormente, este producto es esencial para cuidar nuestra piel: no importa su utilizas los mejores serums o cremas para el envejecimiento o las manchas, sin el protector solar básicamente es como si no estuvieras haciendo nada.

    Utilizar este producto pareciera una tarea sencilla; sin embargo, muchas personas están cometiendo errores importantes a diario cuando se trata de protegerse de los rayos UVA y UVB. Te comento cuáles son los más comunes y cómo evitarlos.

Has estado utilizando el mismo protector por un largo tiempo

    Estamos claros que todos los productos tienen una fecha de caducidad y que estas dictan la efectividad de la formulación. Los ingredientes activos de los protectores solares pueden verse afectados con el tiempo y la temperatura, perdiendo su capacidad para protegerte de los rayos ultra violeta. Adicionalmente, existe altas probabilidades de que el producto se contamine con bacterias a lo largo del tiempo; ya que los conservantes destinados a prevenir esta consecuencia también pueden perder su eficacia.

Utilizas solo un poco

    Ciertas investigaciones exponen que la mayoría de las personas no se aplican suficiente protector, lo que reduce su efectividad a un tercio. En teoría, deberías aplicar alrededor de 1/3 o ½ de una cucharita de protector solar para toda la cara y el cuello; que, aunque parece un montón, puedes colocarlo en dos partes para que tu rostro no se convierta en un desastre aceitoso.

Te lo colocas al iniciar el día y te olvidas de re-aplicarlo en la tarde

    Sin duda es uno de los errores más comunes: sentir que estas protegido durante todo el día cuando te colocaste protector a las 8:00 am. La realidad, es que éste funciona eficientemente por un máximo de dos horas; es por ello que se recomienda vigorosamente su re-aplicación mientras estés expuesto a los rayos ultravioleta.

Solo te aplicas en la cara

    Más que aplicarlo en el rostro, es importante que no obviemos las partes que regularmente dejamos relegadas: los oídos, los labios, el cuello, las manos y hasta el cuero cabelludo. El cáncer de piel afecta con frecuencia alguno de estas áreas porque están expuestas al sol repetidamente sin ningún tipo de protección.

Solo te colocas protector solar en los días soleados

    Un día nublado en invierno no es excusa para no utilizar protector solar. El hecho de que no puedas ver o sentir el calor del sol no significa que los rayos UV no penetren a través de las nubes: la radiación UV es invisible. Adicionalmente, existes numerosas investigaciones que demuestran que la luz de los bombillos fluorescentes, las pantallas de las computadoras y las pantallas de los teléfonos también puede causar daño a largo plazo en nuestra piel.

Confías en que el SPF de tu maquillaje es suficiente

    No hay nada que nos guste más que un buen dos en uno, pero en este caso no es necesariamente lo más eficiente o recomendable. Los dermatólogos están de acuerdo en que los filtros solares en el maquillaje son algo positivo: el problema reside en la cantidad de aplicación. Es mentira que empleas en el rostro la misma cantidad de protector solar que de base; así como tampoco lo re-aplicarías con la misma frecuencia o dedicación. Lo ideal es que busques un bloqueador que funcione idealmente debajo del maquillaje (aplica suficiente y deja que se asiente antes de proceder a colocar la base) y busques un polvo con SPF para retocar durante el día.

Lo Frotas Demasiado

    Si llegaste a este punto, estoy segura de que encontraste la respuesta a ¿qué tanto pudiera estar equivocándome? Y es que con el protector solar hasta cómo te lo colocas influye en su efectividad. Si lo frotas demasiado en el rostro, la mayor parte del producto termina en la palma de las manos; es por ello que se recomienda colocarlo directamente en la cara y masajearlo solo un poco para que se absorba más rápido y uniformemente.