Una de las preguntas que me hicieron en el box de las historias fue “¿cuál era el paso que más disfrutaba en mi rutina?” y, sin pensarlo dos veces, supe que era exfoliarme. Pocas cosas dan tanta satisfacción como remover todas esas células muertas y ver renacer el brillo de tu rostro (suena demasiado dramático, pero sé que existen unas cuantas que se identifican con esto).

    A medida que envejecemos, la tasa de rotación celular de nuestro rostro se reduce drásticamente por factores biológicos o externos. Esto significa que poco a poco las células muertas permanecerán más tiempo en la superficie de tu piel, lo que acentúa las líneas de expresión, obstruye los poros, genera hiperpigmentación y le da ese efecto opaco y sin vida al rostro. Cuando nos exfoliamos regularmente, no solo deprendemos las células muertas, sino que desvanecemos las manchas de la edad al eliminar las células que contienen pigmento, desbloqueamos y minimizamos el tamaño de los poros, mejoramos el tono y la textura del rostro y compensamos la disminución gradual del proceso natural de la renovación de la piel.

    Ahora bien, ya que establecimos que exfoliarse es lo mejor del planeta, llegamos al alma de este artículo: ¿es mejor exfoliarse física o químicamente?

¿Qué es la exfoliación física?

    La exfoliación física es lo que la mayoría de las personas piensan cuando escuchan la palabra “exfoliar”. Es el uso de una formulación granulosa y áspera o de herramientas como los cepillos, esponjas u otros que eliminan las células muertas de la superficie de la piel mediante la acción manual de masajear.

    Este tipo de exfoliación es el preferido de muchos porque ves un resultado inmediato: piel suave y radiante con una lavada. Sin embargo, debes asegurarte que los gránulos del producto que vayas a utilizar no sean demasiado grandes o afilados, ya que pueden causar micro-fisuras en el rostro y pueden generar sensibilidad; como es el caso de la mayor parte de los productos exfoliantes de farmacia.

    Otra cosa que debes tomar en consideración, es la sutileza con la que masajeas el producto. La exfoliación no debe ser una experiencia dolorosa que resulte en una piel enrojecida o irritada: sé gentil.

¿Quiénes se benefician de los exfoliantes físicos?

Las pieles grasas y de poros abiertos son las que más se benefician de esta medida, ya que por tener glándulas sebáceas más grandes, su piel es más gruesa y tolerante a partículas más grandes y abrasivas. Por el contrario, si tienes la piel seca, sensible o con acné, debes limitar el uso de estos exfoliantes u optar por formulaciones de gránulos muy finos que sean efectivos y suaves para que no tengan efectos adversos en tu piel.

¿Qué es la exfoliación química?

    Este es el método que no muchos conocen y es, en mi opinión, indispensable en la rutina del cuidado de la piel. La exfoliación química es, en esencia, la exfoliación de las células muertas mediante el uso de químicos que aceleran la rotación celular. Normalmente, son productos que se emplean como una mascarilla facial por una duración inferior a 20 minutos. Como los exfoliantes químicos no involucrar la acción de friccionar nada en la piel, suelen ser más seguros y sensibles que muchos exfoliantes físicos.

    Existen múltiples ácidos de los cuales escoger, pero los más reconocidos y empleados comúnmente en las formulaciones del mercado son los AHAs (alfa hidroxiácidos) y los BHAs (beta hidroxiácidos).

    Los AHAs (como el ácido glicólico y el ácido láctico), son químicos solubles en agua que funciona principalmente en la superficie de la piel y descompone las células muertas, revelando una piel suave y radiante. Por el contrario, los BHAs (como el ácido salicílico), son solubles en aceite, lo que los hace capaces de penetrar profundamente en la piel; disolviendo toda la suciedad que se acumula en los poros.

    La mayor parte de los exfoliantes químicos tienen una combinación de AHAs y BHAs que atenúan la pigmentación, reducen la apariencia de los poros y las líneas de expresión e incluso ayudan a combatir el acné. Es-lo-máximo.

    Sé que es un poco complicado y difícil de entender, pero luego profundizaré sobre este tema en otro post.

¿Quién se beneficia de los exfoliantes químicos?

    Básicamente, todas las pieles. Solo debes tener precaución al introducir los ácidos si eres nuevo en el cuidado de la piel; ya que debes crear cierta tolerancia antes de poder utilizarlos regularmente.

Entonces, ¿cuál es mejor?

    Sinceramente, muy en lo personal, yo prefiero los exfoliantes químicos porque mi piel es sensible y padezco de rosácea. Sin embargo, no existe una respuesta ideal de acuerdo a cuál exfoliante debes usar; ya que depende enteramente de tu tipo de piel. Para pieles grasas con poros abiertos o pieles combinación, es recomendable emplear los dos métodos; pero, en el caso de las pieles con mucha sensibilidad, acné o resequedad, lo seguro sería emplear exfoliantes químicos y/o exfoliantes físicos con gránulos muy pequeño. Independientemente de lo que sea, puedes jugar con los dos métodos y descubrir cual te sienta mejor, siempre y cuando no se utilicen el mismo día.

Extra Tips:

– Lo mínimo que debes exfoliarte es una vez (ideal para pieles secas) y máximo tres veces (ideal para pieles grasas).

– Los ácidos son ingredientes activos, lo que pueden ocasionar un efecto que se llama purging. Esto significa que la piel “purga” y bota toda la suciedad que se encuentra atrapada en tu piel en forma de brotes momentáneos. El exfoliante químico a la larga eliminará todo lo necesario (incluyendo estos brotes). Si esta reacción empeora o dura más de un mes, no utilices más el producto y ve a un dermatólogo.

– La exfoliación SIEMPRE debe ser gentil y nunca abrasiva. Si respondes con irritación o sensibilidad a un producto, ve al dermatólogo.

– Si posees acné severo, debes discutir con tu doctor primeramente antes de emplear cualquier producto.