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Soy Mujer y Migrante: Yiniba Castillo

    Lo siguiente es un discurso escrito para el conversatorio “Mujer y Migrante”, en el marco del Festival de Cine Venezolano de Santiago, el 17 de marzo de 2019.

 

    Soy Yiniba Castillo. Venezolana, nacida en maracaibo. Llegué a Santiago de Chile en 2016, y desde que llegué soy migrante.

    Ya era mujer. No nací mujer. Me hizo mujer la cultura en la que crecí, a partir de que mi anatomía encajaba con la descripción de una hembra de la especie humana. Me reconocí mujer varios años después, reconociendo esa cultura y el rol que me adjudicaba. Ser mujer implica ciertas vulnerabilidades y para mí reconocerlas significó querer trabajar por erradicarlas, lo que me llevó a formar un movimiento juvenil en mi Maracaibo, que poco o nada parecía conocer sobre esa palabra tan terrible: Luego pude reconocerme feminista.

    Llegar a Santiago y saberme migrante, ha sido un proceso. Aún la palabra “in-migrante” me resulta dolorosa. Prefiero decir que estoy de paso. Decirlo es una defensa, lo sé. Así como también sé que la migración es una experiencia que habito desde un dolor permanente, y en ocasiones también desde la rabia.

    Pero esta no es una reflexión a la que llegué yo sola.

    En 2017 empecé a recolectar historias de migrantes venezolanos pensado que quería documentar un hecho histórico, pero reconociendo ahora que quería entender mejor mi historia a través de los relatos de otros. Buscando esa historia, sin tener a mano la perspectiva de género, me encontré con historias masculinas que no eran la mía y entendí que la migración también es un asunto de género.

    Pregunten entre sus amigos. Mujeres y hombres no vivimos igual ni migramos por las mismas razones o bajo las mismas condiciones porque, lastimosamente, cumplimos roles sociales distintos.

 

    «Necesitaba entonces escuchar las historias de migración femenina.»

 

    Luego conocí a Pamela Astudillo, chilezolana, que con sus recién cumplidos cincuenta años vivió casi cuarenta en Venezuela. Ella es comunicadora social e hizo carrera como transformadora de culturas organizacionale. Juntas, entre vinos y conversaciones, llegamos a la idea de convocar a grupos de mujeres migrantes para reflexionar sobre la experiencia migratoria.

    ¿La motivación? Conocer sus historias, y brindarnos un espacios para conocer las nuestras desde la escucha. Recopilar data valiosa, genuina, importante, de esa que suele diluirse entre las estadísticas; para que la migración dejara de ser una caricatura y pasara a ser vista como es: Diversa, humana, real.

 

    Hicimos el primer conversatorio el 3 de marzo de 2018. Logramos convocar a unas 12 o 15 mujeres en la sala de usos múltiples de un edificio de Santiago Centro. Ese día hubo llantos, risas y muchas historias distintas, pero quedó claro que estábamos juntas en esto. En un vivir que vamos construyendo juntas. Convocamos el segundo conversatorio para los últimos días de ese mismo mes. Esta vez recibimos a unas 8 o 10 mujeres, en otro salón privado, en la comuna de Providencia. Luego, el Centro de arte Gabriela Mistral nos abrió las puertas para tres conversatorios más.

    En el camino nos dimos cuenta que estos encuentros estaban resultando ser algo más de lo que teníamos planeado. No solo estábamos conociendo nuestras historias a través de los relatos de otras, no solo estábamos recopilando data de utilidad para el gobierno u otras organizaciones, estábamos generando un espacio de contención, importantísimo en un proceso que está atravesado por el dolor; y además, estábamos brindado la oportunidad de reconstruir redes de apoyo a mujeres que habían salido de sus lugares de origen dejando todo atrás, incluyendo quienes les hicieron compañía todas sus vidas. Ahora, ellas y nosotras nos sabíamos parte de un sistema de mujeres que estaba viviendo experiencias semejantes, conectadas. Eso da un consuelo enorme y nos demuestra que tenemos las herramientas para reconstruir las redes que perdimos.

    Hoy ya llevamos 12 conversatorios y de ellos he aprendido tres cosas que para mí han sido clave:

 

NO HAY UNA MANERA CORRECTA DE MIGRAR: No hay manuales. No hay diez reglas infalibles. No hay tips, no hay récipes, no hay un camino en línea recta. Se diría en la jerga de la “Biología del Conocer”, que es la base epistémica de nuestros conversatorios, que la especie humana no “es”, sino que “está siendo”. Es en nuestros vivires entrelazados que vamos creando el contexto que habitamos, a pesar de que, siendo tan corta nuestra existencia frente a los millones de años de civilización, pareciera que todo está dicho o dado. Sepamos eso y usémoslo para nosotras. El fenómeno migratorio es como lo vamos viviendo y esto cambia a cada instante. Vivámoslo como sintamos que es mejor vivirlo y seamos respetuosas con quién lo viva distinto.

CONVERSAR ES IMPORTANTE, NECESARIO Y URGENTE: Conversar sobre lo que nos pasa nos ayuda a comprenderlo, y a veces es eso lo que hace falta para poder transitar desde el dolor hacia otras emociones. A veces eso es lo que falta para reconocer la injusticias del proceso y desplazarse desde la posición de víctima hasta la posición de sujeto de derechos.

LAS REDES DE APOYO SON VITALES: En especial para nosotras, que ante las vulnerabilidades que ser mujer conlleva en esta sociedad, hemos sabido asociarnos para paliarlas. Las mujeres que delegan las tareas de cuidado, que confían sus hijos a las madres o vecinas, confían mucho más en las redes que crean y creamos que los hombres, que son criados en una cultura más cercana a la competencia e individualidad. Perder eso, para nosotras, es por tanto el doble de desolador. Por eso es tan importante empezar a reconstruirlo. Es una gran manera de disminuir la vulnerabilidad.

 

    En la novela gráfica “Persépolis”, su autora Marjane Satrapi cuenta que sobrevivió a una revolución, a la guerra posterior, y que sin embargo, el momento que más peligró su vida fue cuando sufrió un desamor siendo migrante. Este espacio es para salvarla y salvarnos.

Vanessa Marín Marrero

Vanessa Marín Marrero

Ingeniero Civil, Fashion Stylist, Content Creator y Fundadora de VanessaMarinMarrero.com

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